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¿Por qué Cruje la Mandíbula al Masticar?
El crujido o chasquido que se siente en la mandíbula al macer, bostezar o hablar es un fenómeno muy común que afecta a una gran parte de la población. Para entender por qué ocurre, debemos adentrarnos en la anatomía de una de las articulaciones más complejas del cuerpo: la Articulación Temporomandibular (ATM).
La ATM es la bisagra que conecta la mandíbula inferior (maxilar inferior) al hueso temporal del cráneo, ubicado justo delante de cada oído. Es una articulación única porque permite dos tipos de movimiento: deslizamiento (hacia adelante y hacia atrás) y bisagra (de arriba a abajo). Entre los dos huesos que forman la articulación existe un pequeño disco cartilaginoso, conocido como disco articular, que actúa como un amortiguador, permitiendo que la mandíbula se mueva suavemente.
El característico "clic" o crujido suele estar relacionado con la posición y el movimiento de este disco. Las causas más frecuentes son:
1. Desplazamiento del Disco Articular: Esta es la causa principal. En una situación normal, el disco se mueve de manera sincronizada con el cóndilo de la mandíbula (la parte redondeada que se articula). Sin embargo, debido a diversos factores, este disco puede desplazarse ligeramente de su posición correcta. Cuando abrimos la boca, el cóndilo puede "saltar" o "resbalar" por encima de la parte posterior del disco desplazado, produciendo un chasquido. Al cerrar la boca, el disco puede volver a su posición (o no), a menudo produciendo otro sonido. Este desplazamiento se conoce como desorden interno de la ATM.
2. Tensión Muscular y Bruxismo: El estrés y la ansiedad suelen manifestarse físicamente como tensión en los músculos de la cara, el cuello y los hombros. Esta tensión constante puede afectar directamente a los músculos que controlan la mandíbula (maseteros, pterigoideos, temporales). Además, muchas personas liberan esta tensión apretando los dientes de forma inconsciente durante el día (bruxismo diurno) o, más comúnmente, mientras duermen (bruxismo nocturno). Este hábito sobrecarga enormemente la ATM, inflama los músculos y puede contribuir al desplazamiento del disco.
3. Artritis: Al igual que otras articulaciones, la ATM puede verse afectada por procesos artríticos. La osteoartritis implica el desgaste del cartílago de la articulación, lo que puede llevar a un rozamiento de hueso con hueso, produciendo un sonido áspero o de arenilla (crepitación), que es diferente a un clic claro. La artritis reumatoide, una enfermedad autoinmune, también puede inflamar y dañar la articulación.
4. Traumatismos o Maloclusión: Un golpe directo en la mandíbula o la cara puede dañar la articulación o el disco. Asimismo, una mala alineación de los dientes (maloclusión) puede crear una mordida inestable, forzando a la mandíbula a buscar una posición que sobrecargue la ATM.
Remedios Naturales y Cambios en el Estilo de Vida para Aliviar la ATM
El objetivo de estos remedios no es "recolocar" el disco de forma milagrosa, sino reducir la inflamación, relajar la musculatura hiperactiva y eliminar los factores de estrés que agravan el problema. En muchos casos, esto permite que los síntomas disminuyan significativamente o desaparezcan.
1. Terapia de Frío y Calor:
Calor Húmedo: Aplicar una toalla caliente o una almohadilla térmica en la zona lateral de la mandíbula (sobre el músculo) durante 15-20 minutos, varias veces al día. Esto ayuda a relajar los músculos tensos y a aumentar el flujo sanguíneo, aliviando la rigidez.
Frío: Si hay dolor agudo e inflamación después de un movimiento brusco, aplicar una compresa fría o hielo envuelto en un paño durante 10-15 minutos puede ayudar a adormecer la zona y reducir la hinchazón.
2. Ejercicios de Relajación y Estiramiento Mandibular:
Estos ejercicios deben realizarse con suavidad y sin forzar. Si causan dolor, se debe detener.
Estiramiento de Apertura Controlada: Colocar la punta de la lengua en el paladar, justo detrás de los dientes frontales. Lentamente, abrir la boca lo máximo posible manteniendo la lengua en su sitio, y luego cerrar lentamente. Esto ayuda a estirar los músculos.
Movimiento Lateral: Colocar un objeto delgado y limpio (como un depresor de lengua) entre los dientes frontales. Mover la mandíbula suavemente de un lado a otro.
Relajación Consciente: Dedicar unos minutos al día a concentrarse en la mandíbula. Con los labios juntos y los dientes separados, dejar caer la mandíbula hacia abajo, buscando conscientemente la relajación total de los músculos maseteros.
3. Masajes y Automasaje:
Masajear suavemente los músculos de las mejillas y las sienes (músculos maseteros y temporales) con las yemas de los dedos puede ayudar a liberar la tensión acumulada. Se pueden hacer pequeños movimientos circulares en las zonas que se sientan más tensas o doloridas.
4. Modificación de la Dieta y Hábitos Alimenticios:
Durante episodios de dolor agudo, es crucial dar descanso a la articulación.
Dieta Blanda: Optar por alimentos que no requieran masticación enérgica: sopas, purés, yogures, huevos revueltos, pescado al vapor, etc.
Evitar Alimentos Duros o Gomosos: Chicles, caramelos duros, panes crujientes, frutos secos y carnes fibrosas pueden exacerbar los síntomas.
Cortar la Comida en Trozos Pequeños: Esto reduce la necesidad de abrir mucho la boca y masticar con fuerza.
5. Control del Estrés y Gestión del Bruxismo:
Dado que el estrés es un desencadenante clave, las técnicas de relajación son fundamentales.
Práctica de Mindfulness o Meditación: Ayudan a reducir los niveles generales de ansiedad.
Yoga o Tai Chi: Combaten el estrés y mejoran la postura corporal, que está íntimamente ligada a la posición de la mandíbula.
Autoconciencia del Bruxismo Diurno: Durante el día, se puede practicar la posición de reposo de la mandíbula: labios juntos, dientes separados y la punta de la lengua tocando el paladar.
Conclusión:
El crujido de mandíbula, aunque a menudo inofensivo, es una señal del cuerpo de que la articulación está bajo estrés. Adoptar un enfoque natural centrado en la relajación muscular, la modificación de hábitos y la gestión del estrés puede ser muy efectivo para controlar y aliviar las molestias. Sin embargo, si el crujido viene acompañado de dolor persistente, limitación para abrir la boca o bloqueos de la mandíbula, es imprescindible consultar a un dentista o a un especialista en ATM para un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.